Soltar para ser feliz.

Cuan aferrados estamos a todo, que no nos damos cuenta que eso es la gran causa de nuestra infelicidad encubierta.

Hay  grandes causas que no nos permiten vivir la felicidad plena que todos queremos, una de ellas es el aferramiento.

Hoy vamos a ver a qué a cosas nos aferramos y cómo podemos soltarlas para lograr mejores estados de ser.

¿Qué hay que soltar para ser feliz?

Para ello debemos soltar incluso hasta nuestros deseos de querer ser felices porque al fin de cuentas la felicidad es un estado en que se pertenece y no una  meta que tengamos que alcanzar, es decir que cuando más pensamos en ella, vamos a sentir que más se nos escapa.

Pensamos que un viaje nos hace feliz, que el dinero nos hace feliz, que los afectos nos hacen felices, la familia, los amigos, pero si observaos con atención, vemos que estamos poniendo el foco en cosas externas a nosotros.

Tenemos que empezar a darnos cuenta que la felicidad es un estado y un proceso interno y que todo lo demás, todo lo externo es un reflejo de nuestro estado interior y no un aporte en sí mismo.

Por tanto, poder soltar todo cuanto podamos nos permitirá empoderarnos a nuestra sensación de felicidad.

Esto no quiere decir que nos volvamos solitarios, apáticos o demos la espalda al mundo que nos rodea, lo que quiere decir es que busquemos un centro interno, un estado que nos permita estar bien sin depender exclusivamente del aporte externo.

Por supuesto que estamos insertos en un mundo y una sociedad y que somos parte de un todo en dónde vivimos y accionamos junto a él, pero esto no quiere decir que dejemos que influya hasta tal punto que nos saque del centro de nuestro estado feliz.

Muchas personas se despiertan y hacen que su día gire en torno al clima, a las noticias y hasta lo que comen y desayunan. Están de arranque perdiendo su centro para dejarse influenciar por situaciones y acontecimientos externos.

Si quieres leer o escuchar la noticias, está bien, pero supongo que lo haces para estar informado de lo está pasando y listo, si te informas por el clima es para saber cómo salir de casa, si desayunas algo es para generar energía en tu cuerpo, no para quedar pesado y sin ganas de moverte o para comer menos al mediodía.

La clave está en hacer esto para lograr ciertos objetivos y luego soltarlos, quiere decir que nuestro día no gire alrededor de ellos, por ejemplo si veo noticias feas o que me afectan, las suelto y no las ando comentando luego con mis vecinos o mis compañeros de trabajo, esto hace que quedemos prendados a un estado que no nos produce paz ni alegría.

En mi país se utiliza mucho quejarse o comentar todo el día del clima, si hace calor porque hace calor y si hace frío porque hace frío, a veces es una forma de iniciar una charla con otra persona,  pero otras muchas veces le echamos la culpa al clima de nuestro malestar físico, y aunque estas cosas puedan ser real, ¿qué tanto dejamos que nos afecten? ¿por qué mejor no soltarlas y seguir adelante?

Por eso te propongo “soltar”.

 Para ello te propongo prestar atención a todas nuestras acciones cotidianas y así poder discernir con qué nos quedamos y con qué no, esto hace  que no quedemos prendados a ellas sino que por el contrario podemos encontrar y permanecer en nuestro centro feliz y estable.

 Hasta ahora hemos hablado de nuestros actos cotidianos, de cómo nos afectan y cómo soltarlos ¿pero que hay con nuestros afectos y relaciones? ¿Qué tanto influyen en nuestro estado interno?

Es ésta también una parada muy difícil, quizás la más difícil, porque siempre vamos a querer estar bien con nuestro afectos y además que ellos estén bien, y vamos a querer ayudarlos en lo que podamos e influir en ellos tanto como podamos para lograr su bienestar.

Es un delicado equilibrio entre, querer nosotros ser felices, pero dependiendo o exigiendo que el otro también lo sea, y muchas veces no funciona así, o yo diría que en definitiva no funciona así.

La concepción de nuestra felicidad no es igual a la de otros, lo que yo haga para serlo no tiene que ser lo mismo que lo es para mi familia, por tanto tengo que aprender a soltar, dejarlos ser y hacer lo que a ellos más les guste para estar bien.

Es difícil y es un acto que va madurando de año a año y que va cambiando a medida que crecemos juntos.

Hay un viejo dicho que dice: “ser y dejarlos ser”, y creo que ahí se resume cómo tenemos que actuar sobre todo con nuestra familia y relaciones para no aferrarnos tanto a ellos y que al final nos quite identidad y espacio y que también se las quitemos a ellos.

Para todo esto de soltar, no hay una fórmula, no hay medida, cada uno tiene que encontrar su propio lugar y cómo adaptarse a los cambios constantes que tiene que ir realizando.

Dos tipos de aferramiento, el emocional y el material.

¿A qué estás más aferrado?

Otro grupo importante de aferramiento es a las cosas materiales.

Aferrarse a objetos, casas, dinero y otros elementos es una gran causa de pérdida de libertad y por ende de felicidad.

Todos sabemos y decimos que lo material no hace a la felicidad, pero lo que realmente debemos preguntarnos es ¿qué tan presos estamos de ellos?,  por ejemplo: ¿qué tanto dependemos de nuestro celular?, ¿qué tan mal nos pone olvidarlo o que se quede sin batería?, ¿qué tan mal nos ponemos cuando hay apagón y no podemos ver la tele y tener luz en casa? ¿Qué tan incómodos nos pone no tener dinero, o no poder comprarnos las cosas que queremos?

Y la lista podría seguir… pero ¿no estamos demasiados aferrados a todo lo material? Bueno sí, ¿cómo podríamos no estarlo?, y ¿cómo haríamos para no estarlo si son nuestro centro de vida?

Que nuestra vida actual gire en torno a ellos no quiere decir que lo convirtamos en nuestro centro. Tenemos que aprender a que ello son elementos importantes en nuestra vida, sí, pero que no hacen a nuestra felicidad,  a entender que nos brindan bienestar pero que el bienestar no es sinónimo de felicidad.

El bienestar es un estado ilusorio y pasajero, cambiante e inestable, la felicidad en cambio es un estado perdurable e inamovible una vez que lo encontramos, que puede tener altibajos, pero que se mantiene siempre ahí, en nuestro centro, en nuestras células, en un lugar donde sabemos que muchas cosas lo mueven pero que nada lo quita.

La forma para soltar nuestros aferramientos materiales es en primera instancia sustituirlos por otros para luego poder y aprender a prescindir de ellos.

Apaga el celular y lee un libro, sustituye el televisor por una radio a pilas, prueba apagar todo y solo cocinar en tu estufa, o solo mirar el fuego. Busca pasar el rato mirando la naturaleza que te rodea, camina, haz ejercicio, en definitiva busca hacer algo que no requiera nada que contenga algo material o tecnológico que siempre te acompaña.

Lo que haremos con esto es no solo soltar y desaferrarnos de nuestros artefactos sino también buscar lograr el equilibrio necesarios para que todo nos haga felices y no solo alguna cosas.

El premio del “soltar”.

Aferrarte no te deja tener la libertad necesaria para ser feliz.

Los tres grandes grupos a los cuales nos aferramos es:

  • La familia y los afectos.
  • Las cosas materiales
  • A nuestros hábitos y costumbres.

¿Qué tan aferrado estás a cada uno de estos grupos?

Comienza a soltar, para ello date espacio y dáselo a los demás, prueba desprenderte de lo material, trata de prescindir de ciertos hábitos, verás que poco a poco comienzas a sentirte más livianos, más conectado con lo que verdaderamente importa y te hace bien, y tu entorno cambiará y se abrirá en miles de posibilidades.

En definitiva saldrás de la cárcel de aferramientos que has levantado durante el transcurso de tu vida.

La prueba vale mucho la pena, ponte en acción y verás.

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